Transgredir con mi boca
no por el mero hecho
de cambiar las cosas,
no por una revolución permitida
y por cauces legales,
no por llamar la atención
ni escandalizar a vecinos
de ésta ciudad irrespirable.
No por iniciar conflictos
insultos
pequeñas risas burlonas
que acompañarán las mesas
de las perfectas familias.
No por el mero hecho
de no claudicar, a pesar de los años
y de mi rebeldía innata.

Si lo hago, señores,
es por el básico deseo
de tocar su agua
en medio del desierto.
Que hablen si quieren.
Que hablen...
Yo, con su beso.

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